sábado, 3 de septiembre de 2011

Delta del Mekong, Vietnam



Uno de los dos días (completos) de nuestra estancia en Saigón (bueno: Ho Chi Min City) subimos a un autocar y nos llevan en dirección Sudoeste, camino de My Tho. Esta es la población mas importante en la orilla de uno de los nueve brazos del río Mekong que alcanzan el mar por estos territorios, después de recorrer casi 5.000 km. desde su nacimiento en China. 
El Delta es inmenso y cuando al regreso del viaje compruebas en un mapa donde has estado, te das cuenta de lo pequeño que eres cuando te comparas con la Naturaleza.
Durante el desplazamiento, por carreteras en buen estado pero (como siempre en Vietnam) atestadas de motocicletas y pequeños camiones transportando de todo y a todos, circulamos mientras a través de cristal observamos grandes extensiones de campos de arroz, alimento principal y posiblemente único de gran parte de la población.


El arroz
Hacemos un alto en el camino para cumplir el rito de la comida al mediodía. Lo hacemos en un complejo muy bien preparado donde se agolpan los autocares con muchos de los turistas que volveremos a coincidir en varios de los lugares que recorreremos durante el día.


La comida
Un extraño pescado con espinas que asustan pero de buen sabor y acompañado de otros platos típicamente vietnamitas. Y destacando las bolas de arroz, huecas y que preparan en aceite muy caliente. Después, se cortan con tijeras y a comer.
Llegamos al embarcadero en My Tho y degustando el líquido de un gran coco, cruzamos el brazo del río.


Cruzando el río
En la otra orilla, nos internamos "en la selva" a la búsqueda de excitantes aventuras. En cualquier momento nos encontraremos frente a algún vietcong con cara de malas ideas o un marine, con su botellita antimosquitos sujeta en la cinta del casco.
Pero no es así. Una "fábrica" artesanal de caramelos de pura azúcar o una familia intentando vender su recolección es lo único que hallamos.


Los productos artesanales
Nuevo paseo en el barco y posterior desembarco para continuar nuestra marcha turística para disfrutar de unos bailes y cantos típicos de la zona mientras tomamos té.


El folklore
Incluso en la selva existe el caos circulatorio pero esta vez son las barcas que recorren un tramo de riachuelo con los sorprendidos turistas (es decir: nosotros).


Las barcas
Sin incidente finaliza el paseo y ya la barcaza mayor nos retorna al embarcadero para regresar a Saigón. Mientras, el cielo está cubierto por una ligera bruma y el agua baja rápida de color marrón, por los arrastres de tierra que lleva.


El retorno
El autocar hace una parada en la Pagoda Vinh Trang, donde una gran estatua del Buda Feliz nos da la bienvenida.


Pagoda Vinh Trang
El conjunto no es muy conocido por estar fuera de los circuitos mas habituales pero tiene una belleza especial.
De un estilo arquitectónico ecléctico puesto que combina características chinas, vietnamitas y camboyanas junto a detalles franceses y japoneses, resulta mas interesante su exterior que el interior.
Asaltado por un ejercito de niños que nos ofrecen una y otra vez idénticos recuerdos, dejamos en sus manos unos cuantos dólares y a cambio nos llevamos una sonrisa y, repetidas hasta la saciedad, pulseras, postales y cualquier artículo que les proporciona la posibilidad de continuar sobreviviendo.
Acabamos por hoy.

1 comentario:

fan dijo...

Me encantan tus comentarios gastronómicos sobre el Vietnam. Gracias por tu visita.