Fecha: agosto 2.006
Estancia: tres días (en la zona de Arcos de la Frontera))
Desplazamiento: coche
Hotel: La Fonda (www.hotelafonda.com)
Información: Guía Total Andalucía (www.anayatouring.com) y Oficina de Turismo de Arcos de la Frontera (www.ayuntamientoarcos.org)
Viajeros: Nini y yo
Continuamos nuestra marcha.
Desde Medina Sidonia hemos tomado una carretera estrecha, de piso irregular y llena de camiones que hacen incomoda la circulación.
Como la mayoría de las poblaciones de la zona, Arcos de la Frontera ha sido asentamiento desde tiempos prehistóricos y por supuesto romano aunque su configuración actual es árabe. Muestra de ello es el trazado de sus calles, el alcázar militar y la muralla, los molinos, etc. Llegó a ser independiente como reino de taifa y con la llegada de las Ordenes Religiosas la población se expande fuera de las murallas siendo su época más brillante desde el S.XV al XVIII.
Este pueblo, Conjunto Histórico-Artístico es la entrada natural de la Ruta de los Pueblos Blancos y por eso lo hemos elegido como base de operaciones. Al igual que en la aproximación a Medina, Arcos se yergue sobre la llanura y se puede divisar desde bastante distancia lo que anima durante los últimos kilómetros del viaje.
Entramos en la ciudad buscando un aparcamiento público que debe estar muy cerca del Hotel La Fonda donde hemos reservado habitación. No parece que un pueblo de calles estrechas y en cuestas el mejor sitio para circular y menos aun para buscar aparcamiento en la calle.
Una vez el coche bajo tierra en un moderno y funcional aparcamiento público, en un salto estamos en el Hotel.
Desde que traspasamos la puerta nos parece estar en tiempos pasados: bandoleros, toreros, mozas,… Un patio andaluz nos da una “fresca bienvenida” que se agradece en este caluroso agosto. Una escalera decorada de azulejos y una galería con vigas de madera nos lleva a la habitación. Amplia, con techos muy altos y con todo lo necesario para una cómoda estancia. En el mismo Hotel nos proporcionan un plano de la ciudad y nos recomiendan por donde movernos.
Como la mayoría de las poblaciones de la zona, Arcos de la Frontera ha sido asentamiento desde tiempos prehistóricos y por supuesto romano aunque su configuración actual es árabe. Muestra de ello es el trazado de sus calles, el alcázar militar y la muralla, los molinos, etc. Llegó a ser independiente como reino de taifa y con la llegada de las Ordenes Religiosas la población se expande fuera de las murallas siendo su época más brillante desde el S.XV al XVIII.
Este pueblo, Conjunto Histórico-Artístico es la entrada natural de la Ruta de los Pueblos Blancos y por eso lo hemos elegido como base de operaciones. Al igual que en la aproximación a Medina, Arcos se yergue sobre la llanura y se puede divisar desde bastante distancia lo que anima durante los últimos kilómetros del viaje.
Entramos en la ciudad buscando un aparcamiento público que debe estar muy cerca del Hotel La Fonda donde hemos reservado habitación. No parece que un pueblo de calles estrechas y en cuestas el mejor sitio para circular y menos aun para buscar aparcamiento en la calle.
Una vez el coche bajo tierra en un moderno y funcional aparcamiento público, en un salto estamos en el Hotel.
Desde que traspasamos la puerta nos parece estar en tiempos pasados: bandoleros, toreros, mozas,… Un patio andaluz nos da una “fresca bienvenida” que se agradece en este caluroso agosto. Una escalera decorada de azulejos y una galería con vigas de madera nos lleva a la habitación. Amplia, con techos muy altos y con todo lo necesario para una cómoda estancia. En el mismo Hotel nos proporcionan un plano de la ciudad y nos recomiendan por donde movernos.
Vista general; Hotel La Fonda; Palacio del Conde del Águila
Un desayuno con productos de la tierra (pan, aceite, tomate,…) nos entona y comenzamos la subida por la calle de la Corredera a la busca del centro antiguo de la población. Varios edificios de alto porte jalonan la calle, destacando la bella portada del Palacio del Conde del Águila, mezcla de gótico y de mudéjar.Llegamos a la Cuesta de Belén, entrada al Conjunto Histórico-Artístico y ya vemos una de las características de Arcos: sus callejuelas. Estrechas y blancas, recuerdan su pasado árabe. Arcos que sujetan paredes que quieren juntarse y rejas que adornan las fachadas y todo ello, a una hora temprana en la que parece que el pueblo todavía duerme. A derecha e izquierda van apareciendo callejuelas aún mas estrechas y en la que no vemos a nadie. ¿Estaremos perdidos en un laberinto?.
Calles, callejuelas y callejones
Callejeando aparecemos en la Plaza del Cabildo donde una ligera niebla nos recibe. El conjunto de la plaza es monumental. Quizá sobren algunos (o todos) los coches aparcados y que molestan la vista. Pero no puede ser a gusto de todos.
Ayuntamiento; Palacio Ducal; Casa del Corregidor (Parador)
San Pedro (desde el Mirador); Vista desde el Parador
La Plaza del Cabildo es cuadrada. Tiene tres de sus lados ocupados por edificios monumentales mientras que el cuarto corresponde a un lado abierto al vacío y que sirve de mirador a la Vega.
El Ayuntamiento a la izquierda y tras él, el Palacio Ducal (propiedad privada no visitable). A la derecha, el Parador de Turismo (tampoco visitable si no estás alojado) en la antigua Casa del Corregidor.
Al frente, la Basílica de Santa María a la que se accede por unas escalinatas de piedra hasta un rellano donde se asienta la iglesia más Antigua, Insigne y Principal según sus títulos.
Su fachada principal tiene una gran portada en la que se mezclan el gótico final y el plateresco que comienza.
Su fachada principal tiene una gran portada en la que se mezclan el gótico final y el plateresco que comienza.
Basílica de Santa María
Mirando desde la plaza y de izquierda a derecha se observan los tres estilos: gótico, dieciochesco y renacentista y en el centro de esta fachada, una torre inacabada. Cuadrada, con portada, balcón y campanario.
En su interior destacan el coro, uno de los mejores de Andalucía y su sillería de caoba y cedro. Varias Capillas y un Retablo Mayor renacentista completan la decoración interior.
Mirando desde la plaza y de izquierda a derecha se observan los tres estilos: gótico, dieciochesco y renacentista y en el centro de esta fachada, una torre inacabada. Cuadrada, con portada, balcón y campanario.
En su interior destacan el coro, uno de los mejores de Andalucía y su sillería de caoba y cedro. Varias Capillas y un Retablo Mayor renacentista completan la decoración interior.
Basílica de Santa María
Pasando por la Plaza de Boticas y la calle de su mismo nombre llegamos a la Iglesia de San Pedro que está aislada en una plataforma elevada sobre el nivel de la calle y se asciende por una escalinata.
De sus fachadas destaca la principal, con tres cuerpos: portada, balcón y campanario.
Pasando por la Plaza de Boticas y la calle de su mismo nombre llegamos a la Iglesia de San Pedro que está aislada en una plataforma elevada sobre el nivel de la calle y se asciende por una escalinata.
De sus fachadas destaca la principal, con tres cuerpos: portada, balcón y campanario.
Iglesia de San Pedro
Del S.XVIII y en estilo barroco, tiene gran la influencia de la escuela arquitectónica de Sevilla, imperante en esa época. En el segundo cuerpo destaca la hornacina rectangular que cobija una imagen de San Pedro. Y todo ello coronado por una espadaña de doble vano.
En una planta rectangular hay una sola nave y varias capillas laterales añadidas. Un interesante retablo de influencias flamencas, con 18 tablas representando escenas de la vida de San Pedro.Vamos camino de la Puerta de Matrera, única restante del antiguo recinto amurallado y paramos en un mirador desde el que volvemos a contemplar espectaculares vistas de la zona que rodea Arcos.
Pero la Puerta que buscamos está en la comunicación con el barrio Bajo. Hay que descender y regresar sobre nuestros pasos después. Estamos a finales de agosto, el mediodía se acerca y perdonamos la visita. Durante el recorrido de vuelta seguimos inmersos en las tranquilas callejuelas y vamos descubriendo rincones y edificios históricos que se están utilizando como colegios (el Colegio de la Nieves), Casa de Cultura (el Palacio del Mayorazgo),…
Convento de la Encarnación; Palacio del Mayorazgo
Del S.XVIII y en estilo barroco, tiene gran la influencia de la escuela arquitectónica de Sevilla, imperante en esa época. En el segundo cuerpo destaca la hornacina rectangular que cobija una imagen de San Pedro. Y todo ello coronado por una espadaña de doble vano.
En una planta rectangular hay una sola nave y varias capillas laterales añadidas. Un interesante retablo de influencias flamencas, con 18 tablas representando escenas de la vida de San Pedro.Vamos camino de la Puerta de Matrera, única restante del antiguo recinto amurallado y paramos en un mirador desde el que volvemos a contemplar espectaculares vistas de la zona que rodea Arcos.
Pero la Puerta que buscamos está en la comunicación con el barrio Bajo. Hay que descender y regresar sobre nuestros pasos después. Estamos a finales de agosto, el mediodía se acerca y perdonamos la visita. Durante el recorrido de vuelta seguimos inmersos en las tranquilas callejuelas y vamos descubriendo rincones y edificios históricos que se están utilizando como colegios (el Colegio de la Nieves), Casa de Cultura (el Palacio del Mayorazgo),…
Convento de la Encarnación; Palacio del Mayorazgo
Patios bellamente decorados con plantas y flores o casa señoriales que son utilizadas como talleres artesanales o tiendas de recuerdos nos van acompañando hasta el hotel, donde comeremos algo antes de la inevitable siesta.
El resto de la estancia (tres días completos) lo utilizaremos para visitar los Pueblos Blancos de la zona (Bornos, Villamantín, Espera,….) antes de continuar hasta Ronda.
El resto de la estancia (tres días completos) lo utilizaremos para visitar los Pueblos Blancos de la zona (Bornos, Villamantín, Espera,….) antes de continuar hasta Ronda.
Mas fotografías en Las Fotos de Diegolev
No hay comentarios:
Publicar un comentario