martes, 28 de diciembre de 2010

Ha Long Bay, Vietnam

De Ha Long Bay, Vietnam, 2010
Fechas: diciembre 2.010; Duración: 2 días/1 noche; Desplazamiento: autobús y barco; Hotel: Junco INDO 4 de Indochina Sails; Organización: BST (Business Solution Travel); Viajeros: Doctor y Yo

Viaje a VIETNAM y CAMBOYA, con visitas a Hanoi, Ho Ian, Saigon (Ho Chi Min City) y los Templos de Angkor.

Nos han levantado en medio de la madrugada (¡Algo menos!) para que después de tomar el desayuno en el buffet del hotel, rapidamente subamos al mismo autocar que nos está llevando a visitar los lugares más interesantes de Hanoi.
El equipaje lo dejamos recogido porque al regreso iremos directamente al Aeropuerto de Noi Bai para embarcar rumbo al próximo destino. Por eso llevamos una bolsa de deportes con lo necesario para dos días y una pernocta y la capital de Vietnam nos dejar marchar para que podamos disfrutar de una maravilla natural como es la bahía de Ha Long, en el Golfo de Tonkin.
Un viaje por una carretera en estado aceptable nos sitúa en unas tres horas al borde del mar mientras, por el camino, nos acompañan las inevitables motocicletas atestadas de personas y objetos, los polígonos industriales que se aprovechan de la baratísima mano de obra y las plantaciones de arroz. Este cereal es el producto básico para el consumo de los vietnamitas y todavía sobra para que el país sea uno de los primeros exportadores del Mundo.
Adelantamos un tren que no admite comentarios y atravesamos infinidad de poblaciones en las que siempre se repite el mismo formato: casas a lo largo de la carretera, venta de cualquier cosa que se nos pueda ocurrir y viviendas de dos o tres plantas, de unos 4 o 5 metros de anchura por 15 o 20 metros de fondo. La planta baja en su parte anterior: el comercio familiar. La trasera: almacén. Y las plantas, para habitar. Eso sí: cada edificación de su padre y de su madre.
Cultivando arroz y tren vietnamita
A la llegada al embarcadero, como ya tenemos asignado barco y camarote, el trámite es rápido y enseguida un bote auxiliar nos aproxima al costado de un junco de madera. Tiene buen presencia y por dentro sencillamente, espectacular. Perfectamente equipado no faltaba ni un detalle. Por decir, el baño tenía jacuzzi.
Embarcadero, el junco INDO 4, el comedor y el jacuzzi
Para comenzar, una comida tipo buffet mientras el barco iniciaba la singladura y nos alejaba de la costa.
Al frente se divisaban las más cercanas de las casi de 2.500 islas que componen este maravilloso paisaje que, como no podía ser menos, fue proclamado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1.994.
Mientras la embarcación se desliza suave y casi en silencio por las protegidas aguas, lo mejor es subir a la terraza en la cubierta y quedarse embelesado con esta Obra Maestra de la Naturaleza. Lástima que la meteorología sólo permitía contemplar las islas en medio de una suave bruma.
Navegando hacia las islas de Ha Long Bay
No es posible describir el entorno, por lo que remito al lector a cualquiera de las páginas que en la Red lo hacen con todo lujo de detalles.
Halong Bay
A media tarde nos estamos acercando al “primer punto de control”: es un pueblo de pescadores que se caracteriza por tener las viviendas flotantes. Desde el barco y en un bote auxiliar nos vamos a un embarcadero para subir en una barca típica de la zona, plana y de poca quilla que es manejada muy hábilmente con dos largos remos por las “marineras” mientras los "marineros", miran.
El Junco INDO 4 y el pueblo flotante de pescadores
Las barcas nos acercan hasta el fondo de la ensenada mientras continua un silencio impresionante, sólo es cortado por el rumor de los remos cuando entran y salen del agua. Y mientras tanto la visión sigue siendo espectacularmente maravillosa.
Paseo en barca
El paseo ha durado un buen rato y regresamos al barco para reiniciar la navegación mientras las últimas luces del día se van retirando. Sólo nos queda tiempo para cambiarnos de ropa y subir a la embarcación auxiliar que nos llevará a un restaurante instalado en una cueva natural donde nos espera una típica comida vietnamita basada en los productos del mar.
Tras una agradable cena, regresamos al barco que pone sus motores en marcha camino de la zona de fondeo donde pasaremos la noche.
Fondeo nocturno
Después de un reparador descanso en el hotel flotante, la mañana nos recibe con la misma bruma que estuvo con nosotros todo el día anterior. Sesión de Tai-Chi para los voluntarios, desayuno y en marcha hacia la bahía de Bo Hon para visitar la Cueva de las Sorpresas (Sung Sot Cave), la mayor y mas bonita de las varias existentes en la zona.
Llegamos a un pequeño embarcadero y desde allí subimos una empinada escalera de piedra hasta la entrada. Y ahora, hacia abajo para llegar a la primera de las tres grandes salas que conforman la gruta. Los techos y paredes cubiertos por estalactitas y estalagmitas y una acertada iluminación hacen de esta cueva una de las mas bellas que he visitado.Bien señalizada y cómoda para recorrerla, como en todas ellas aparecen figuras caprichosas a las que los humanos comparamos con la realidad según nuestra propia imaginación.
Cueva de las Sorpresas (Sung Sot Cave)
A la salida, la impresionante vista (de postal) de la bahía de Bo Hon utilizada mundialmente como imagen de Halong Bay.El junco está retornando el camino al puerto del que salíamos ayer cuando el mediodía se acerca. La vista del puente elevado que nos despedía, ahora nos saluda en la lejanía.
Bahía de Bo Hon. De regreso a puerto
Nos vamos de regreso a Hanoi.

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