martes, 28 de diciembre de 2010

Hanoi, Vietnam


De Hanoi


Fechas: diciembre 2.010; Duración: 2 días/2 noches; Desplazamiento: avión (Lufthansa y Thai Airways); Hotel: Intercontinental Hanoi Westlake; Organización: BST (Business Solution Travel); Viajeros: Doctor y Yo

Viaje a VIETNAM y CAMBOYA, con visitas a Hanoi, Ho Ian, Saigon (Ho Chi Min City) y los Templos de Angkor.
El viaje lo iniciamos en el aeropuerto de Barajas, ante los mostradores de la aerolínea alemanas y temiendo por la tormenta de nieve que se cierne sobre nuestro primer destino: Frankfurt.
Se efectúa un cambio de avión y sobre la medianoche, un vetusto Boeing 747-400 (el legendario Jumbo de siempre) nos eleva sobre las nevadas pistas camino de Bangkok a donde llegamos (con alguna hora de retraso acumulado) a media tarde del siguiente día.
Después de correr por los pasillos del Aeropuerto Suvarnabhumi International, llegamos a un moderno Airbus 330 de Thai Airways para finalizar nuestro viaje después de quince horas de vuelos que con las correspondientes escalas nos llevan a las veinticuatro horas (de reloj, porque los horarios son locales) estamos aterrizando en el Aeropuerto de Noi Bai.La primera impresión del país la recibimos en la Aduana/Inmigración. Aunque el grupo es bastante numeroso, no se justifica el tiempo que esperamos la concesión del correspondiente Visado. Desde luego, peor lo pasaron aquellos que lo gestionaban personalmente, sin la inestimable ayuda de una Agencia local.

Así pues, sólo nos queda tiempo para deshacer el equipaje y bajar al restaurante del Hotel para la cena. Y luego, a dormir en una cama de verdad y no como una alcayata en el avión.

Plaza Ba Dinh. Mausoleo de Ho Chi Min. Palacio Presidencial

Toda la visita a Hanoi la desarrollaremos a lo largo del primer día de estancia en Vietnam por lo que el madrugón está garantizado.
Desayuno y al autobús para irnos al que posiblemente sea el último y único vestigio del régimen comunista resultante de la conocida como Guerra de Vietnam. Y no es más que el impresionante mausoleo de mármol negro, rojo y gris erigido en la Plaza Ba Dinh en recuerdo al líder de la revolución y padre de la Patria vietnamita. La visita se efectúa en riguroso silencio y con gran respeto impuesto por los militares que están por todas partes.
A la salida entramos en una zona ajardinada en la que se encuentra el Palacio Presidencial, imponente construcción colonial francesa y que Ho Chi Min rechazó como residencia para vivir en una sencilla casa de estilo vietnamita que se observa no muy lejos de allí.

Estanque y Casa de Ho Chi Min

Muy cerca, una sencilla pagoda del siglo XI, innumerables veces destruida y reconstruida. Es la Pagoda de Un Pilar (Chua Mot Lot) que se asemeja a una flor de loto y en la que se venera a la Diosa de la Fertilidad.
De camino al autobús se puede observar el blanco edificio del Museo de Ho Chi Min.

Pagoda de Un Pilar yMuseo Ho Chi Min

Un rápido recorrido por las calles más anchas de la ciudad nos lleva hasta el Templo de la Literatura (Van Mieu).
El edificio fue construido en el 1.070 como un templo en honor a Confucio, pero pronto se levantó en un anexo otra construcción para convertirse en lugar de estudio y formación de los hijos de los reyes y de las clases dirigentes que llegarían a “mandarines”, funcionarios al servicio del Estado. Fue la primera universidad de Vietnam.
Templo de la Literatura (Van Mieu). Fuente de la Claridad Celestial. Tortugas y estelas

Sus cinco patios son visitables y atravesar las cuatro puertas entre ellos representan las cuatro pruebas que deben superarse para alcanzar el estado celestial.
Dos patios preceden a la puerta ó pabellón Khue Van Cac que sirve de acceso al tercer patio en el que se localiza la Fuente de la Claridad Celestial. A sus costados, las tortugas (símbolo de sabiduría) soportan las estelas en las que se relacionan los estudiantes graduados a lo largo de trescientos años.
El cuarto patio es el dedicado a Confucio y a sus discípulos más destacados y finalmente, el Patio Real dedicado a los reyes fundadores del Templo.


Confucio. Discípulo destacado. Patio Real. Patio de entrada

Quan Thanh es un templo taoísta, el más importante de Hanoi y es nuestro próximo destino. Allí destaca una muy pesada estatua negra en bronce de Tran Vu, un demonio y genio del norte de Vietnam al que se homenajeaba fuera de las murallas para así evitar la mala suerte a la ciudad.


Templo de Quan Thanh

El recorrido por el Barrio Antiguo lo haremos en “cyclo”, variante vietnamita del triciclo en la que el conductor pedalea desde la parte posterior de la cesta en la que se desplazan los pasajeros.
Pasamos frente al edificio de la Opera y entramos en la antigua Ciudad de los Indígenas durante la colonización francesa. Las 36 calles que lo forman, cada una con el nombre del antiguo gremio establecido en ella, son un hervidero de pequeño comercio y en su conjunto es lo más parecido al caos. No hay aceras utilizables porque son extensiones de las tiendas o aparcamiento de motos o mesas de restaurantes.

Teatro de la Opera. Paseo en "cyclo

En general, el estado de conservación de los edificios deja bastante que desear. Será porque sus habitantes sólo tienen tiempo para comprar o más bien, vender. Los cables eléctricos o telefónicos cruzan en todas direcciones dando muestra del nivel técnico (o de adivinos) de los encargados de su escaso mantenimiento.

Barrio Antiguo

Y las motocicletas. Son cerca de cuatro millones de habitantes y el número de esos artilugios de dos ruedas debe aproximarse a esa cifra. Hasta cinco personas he llegado a ver sobre una de ellas. Y toda clase de paquetes y mercancías. Habrá que ver que ocurre el día que los hanoienses cambien la moto por un utilitario.

Mientras tanto, se entremezclan con los coches, los peatones y todo lo que ocupa las calles. En cualquier dirección. Y continuamente haciendo sonar el estridente claxon.

Las motocicletas

Se acaba el paseo y después de la comida en el Restaurante Wild Lotus (comida vietnamita en un ambiente muy bien decorado) no regresamos al hotel y nos quedamos para recorrer a pie el barrio antiguo.
Y para jugarnos la piel al cruzar las calles. No hay semáforos y el sentido de la circulación es anárquico. Te colocas en el la vía, empiezas a andar haciendo moviendo las manos como si quisieras parar el enjambre de motocicletas que te rodea y confías en que los conductores te sortearan. Tuvimos suerte y junto al lago Ho Hoan Kiem mientras se ponía el sol, esperamos a que el autobús nos recogiera para regresar al hotel.

Allí, en un rincón como oculto, vimos el único recordatorio de que estamos en la República Socialista de Vietman: un clásico monumento con las figuras de un trabajador, un soldado y una mujer sacrificando sus vidas por el País.

Todo lo demas prueba que la Guerra del Vietman la ganó EE.UU.

Monumento Atardecer en el Lago Ho Hoan Kiem

Por la noche y antes de la cena, fuimos al Teatro de Marionetas de Agua de Kim Dong. Los actores, con el acompañamiento de flautas, tambores y el “dan bau” (cítara de una sola cuerda) representan escenas popular de Vietman, como dragones escupiendo fuego, la cacería de tigres,… Y todo ello, en un estanque con agua.
La cena en la terraza del Restaurante Press Club (comida francesa) fue lo ultimo que recuerdo antes de caer rendido en la amplia y cómoda cama del Hotel Intercontinental.
Mañana, como casi siempre, nos tocará madrugar.

Hotel Intercontinental Hanoi Westlake

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