Milán, Italia

Fecha: septiembre 2.007
Estancia: cuatro días
Desplazamiento: avión (http://www.easyjet.com/)
Hotel: Hotel Fiorella (http://www.hotelfiorellamilano.it/)
Organización: Turismo de Italia (http://www.enit.it/); Guía Viva Italia Norte (Anaya Touring Club) (http://www.anayatouring.com/) y una vieja Guía Práctica de Milán (Ed. Bonechi, 1990) que al final resultó la más utilizada.
Viajeros: Nini y yo

Nos vamos una semana al norte de Italia. Cuatro días en Milán y otros tantos en Venecia. La crónica de éste viaje lo he dividido en dos entradas: primero Milán (con excursión al Lago de Como) y en otro la estancia en Venecia.

Desde Madrid hemos llegado a Milán (Aeropuerto de Malpensa) después de un agradable vuelo en un moderno A319 de Easyjet. El Malpensa Express es un tren que cada 30 minutos conecta el Aeropuerto con el centro de Milán en un viaje que dura 40 minutos y cuesta 9 € . Finaliza el recorrido en la Estación Cadorna en la que hacemos un trasbordo a la Línea Roja de Metro para finalizar el viaje en la Estación Wagner. Sólo son unos minutos andando y ya estamos en el hotel que hemos reservado.

Airbus 319; Tren "Malpensa Express"
En una calle sin el “glamur” que se le supone a la totalidad de la ciudad mundial de la moda encontramos la entrada a nuestra residencia temporal en Milán: es como una pensión bastante sencillita y minimalista por aquello que todo es mínimo. En la ducha no puedes moverte porque tropiezas con las paredes y cuando te sientas en el WC tu cara se apoya en la pared de enfrente. El precio (si no recuerdo mal: 90€, sin desayuno) fue de lo mas barato que encontré. Pero en definitiva, no tenemos un mal recuerdo del Hotel Fiorella.

Hotel Fiorella; Arco de la Paz
Hemos llegado un miércoles (ya es media tarde) y pensamos salir para Venecia el domingo por lo que nos quedan tres días completos y lo que queda de hoy.
Dejamos las cosas en la habitación y salimos (como siempre hacemos) a dar un paseo de “orientación” y poder ubicarnos sobre mapa y organizar las visitas. Empezamos a caminar por anchas calles conformadas por edificios que sin ser majestuosos muestran señales de un importante pasado. Es la Vía Magenta que nos lleva hasta la Plaza del Duomo.
Para empezar bien nos hemos dado un homenaje y una buena pizza regada por una fría cerveza ha sido nuestra cena. Eso sí: sentados en una terraza con la majestuosa fachada de la Catedral de fondo. Una vista espectacular.
El día siguiente empieza con un desayuno en una cafetería aledaña al hotel: café con leche y bollería y a caminar. Nos vamos camino del Parque Sempione para posteriormente atravesar el Castillo Sforza y alcanzar la comercial Vía Dante. Después, ya veremos.Antes de entrar en el Parque Sempione, en la Plaza de su mismo nombre está el Arco de la Paz, parcialmente “vendado” porque está en restauración.

Parque Sempione

El Parque es un remanso de tranquilidad para desahogo de los milaneses (milanese, meneghino) y una vez atravesado encontramos la entrada posterior del Castillo Sforza que, junto a la Madonnina y la Galería Vittorio Emanuele II es uno de los símbolos de Milán. Se tardaron diez años (1358-1368) en construirlo y destruido en parte en 1447 por decisión de la República Ambrosiana fue reconstruido tres años más tarde por Francesco Sforza. El Castillo sufrió muchas adversidades hasta 1880 cuando el gobierno quiso destruirlo definitivamente. Finalmente el buen juicio prevaleció y el Castillo fue restaurado. Actualmente alberga la sección egipcia del Museo Arqueológico, importantes colecciones en el Museo de Arte Antiguo, de Artes Decorativas e importantes pinturas al fresco.
La Corte Ducal se usaba como residencia de los Señores de la ciudad y los frescos existentes en uno de los cuartos, la “Sala delle Asse”, podrían ser obra de Leonardo da Vinci.
Sólo hicimos la visita de las instalaciones abiertas, destacando el Patio de la Corte Ducal y el Patio de Armas al que se accede por la entrada principal situada bajo la torre de Filarete.

Castillo Sforza

Una vez fuera del Castillo nos dirigimos a la Plaza del Duomo a través de Vía Dante, con importantes edificios, muy comercial y con muchas terrazas donde comer o simplemente tomar un café mientras observas pasar a gente muy diversa.
Después de un breve descanso retomamos el caminar y alcanzamos la Plaza Cordiuso y unos pasos mas allá estamos frente a la Catedral.
Hace un día espléndido y pensamos que la subida a las terrazas de la Catedral serán mas disfrutadas con sol. Así que allá vamos.

Vía Dante

La Catedral (en italiano Il Duomo di Milano) fue un encargo del Duque Gian Galeazzo Visconti, cuya construcción comenzó en 1387 y se prolongó durante cinco siglos para llegar a ser la segunda catedral católica más grande del mundo después de la Catedral de Sevilla (San Pedro de Roma no es Catedral sino Basílica). Totalmente construida de mármol es de estilo gótico y fachada neo gótica. Gran cantidad de estatuas (unas 3500) y 96 gárgolas se mezclan con arcos, columnas y pináculos.

Portón de bronce; Candelabro Trivulcio; Cripta de San Carlos Borromeo, Púlpito

Atravesamos un imponente portón de bronce y una vez dentro, como en la mayoría de las Iglesias y Catedrales en su interior se encuentran muchas interesantes obras de arte: tumbas, criptas, vidrieras, estatuas, etc.
La estructura del edificio está en las 52 pilastras que soportan los nervios de la cúpula y las bóvedas.
Como curiosidades destacar el candelabro Trivulcio con sus siete brazos y cinco metros de alto y la Cripta de San Carlos Borromeo.
Pero en este caso (al menos para mí) su belleza está en el exterior. La espectacular fachada parece un encaje de mármol blanco y es el paradigma del sentido de la vida que pretendía inculcar el gótico: Dios está en el Cielo, allá arriba y hacia allí miramos cuando la vista se pierde en las interminables paredes y finos adornos de la Catedral buscando a cual más elevado pináculo.

Por ello no puede uno dejar pasar la visita de las terrazas superiores del edificio a la que se accede mediante un cómodo ascensor hasta una zona del techo de la desde donde la vista de la ciudad es maravillosa pero donde parece que estás entrelazado con el arte que ahí dejaron los constructores. El visitante es parte de la visita.

Además de percatarse de la grandiosidad y belleza del monumento, es fascinante el contacto con los grandes bloques de mármol cuidadosamente labrado, el pasear entre una selva de agujas o poder tocar las paredes del cimborrio, obra de joyería sobre el que se sitúa el pináculo más alto (casi 109 metros) en cuya parte superior está la Madonnina, una estatua de la Virgen María en cobre dorado.

Madonnina; Plaza del Duomo

Dejamos (por ahora) la Catedral donde hemos pasado un buen y agradable rato para, camino de la Plaza de la Scala tomarnos un tentempié.
El camino mas corto nos lleva a atravesar las galerías de Vittorio Emanuele II, cubiertas con grandes cúpulas de hierro y vidrio en forma de cruz latina, donde se encuentran algunos de los cafés y comercios más lujosos de la ciudad. Tiene en el octógono central cuatro grandes mosaicos que representan Europa, América, Africa y Asia mientras que en las cabeceras se representan la Agricultura, el Arte, la Ciencia y la Industria.
No puede faltar darle un pisotón a los testículos del toro que hay en un azulejo justo en el centro de la galería. La tradición dice que es la manera de tener suerte y volver a Milán.

Galería Vittorio Emmanuele II

Galería Vittorio Emmanuele II; El "toro"; Piazza della Scala

Una estatua de Leonardo da Vinci mira desde su pedestal el edificio que alberga el famosísimo Teatro de la Scalla. Pretendemos visitar el auditorio y el Museo pero hoy no es posible porque están de ensayos para una representación homenaje a Maria Callas. Volveremos.

Tranvía en Milán; Columnas del Templo Romano
Utilizamos el billete “multiuso” que hemos adquirido y subimos al tranvía que nos lleva al Corso di Porta Ticinese. Nos bajamos en la parada cercana al conjunto de 16 Columnas Corintias de un Templo Romano del S.III.

Estamos frente a la Basílica de San Lorenzo Maggiore en una plaza que contiene una copia de bronce de la estatua del Emperador Constantino. Es un ejemplo importante de la arquitectura Romana y temprano-Cristiana. Construida a finales del S.IV ha sido restaurada muchas veces. La cúpula es de 1619 y la fachada del S.XIX. En las capillas se encuentran algunos mosaicos cristianos y varios frescos muy interesantes.

Columnas romanas; San Lorenzo Maggiore

Unos metros mas adelante está la Iglesia de San Eustorgio, interesante monumento medieval pero casi completamente destruido en el S.XI cuando el Emperador Federico I “Barbarroja” transportó a Colonia las supuestas reliquias de los Reyes Magos. También es conocida porque llegó a ser la más importante sede de los Dominicos. No pudimos visitar el interior por estar cerrado así como el colindante Museo Diocesano.
En la Porta Ticinese, uno de los antiguos límites de la ciudad acabamos la visita por hoy no sin antes echar un vistazo al comienzo de I Navigli (los Canales).

San Eustorgio; Porta Ticinense

El día siguiente tenemos previsto ir de excursión al Lago de Como, por lo que nos retiramos prudentemente al hotel.
Ya estamos en el último día completo de estancia en Milán y nos quedan dos cosas importantes que ver: el Cenáculo Vinciano y la Basílica de San Ambrosio.

Respecto a la primera, desde el primer día estamos llamando por teléfono para obtener las entradas correspondientes que son válidas para un día y una hora concreta. Y nos están dando fecha y hora para dentro de ¡UN MES!. Me parece que esta vez no va ser posible visitar la que es quizás la pintura religiosa mas conocida del Mundo.

Nos desplazamos paseando por tranquilas calles hasta la Basílica de Sant’Ambrogio, un importante ejemplo de arquitectura Románica y una de las iglesias más antiguas de Milán. Se inicia la construcción el año 379 y 7 años más tarde fue consagrada por S.Ambrogio, Obispo de Milán.
En 739 se construyó junto a la iglesia un monasterio de Monjes Benedictinos y en el S.IX el conocido como el campanario de los monjes.
En su interior se observan tres naves sin transepto y un ábside decorado con un mosaico representante un Cristo que bendice. También hay un ciborio que tiene grandes columnas romanas y un altar de oro.
Se terminó su construcción a finales del S.XIX.

San Ambrogio

Para terminar nos vamos a visitar Santa María delle Grazie que está justamente al lado del ex Convento de los Dominicos en cuyo refectorio Leonardo nos dejó la maravilla que sólo veremos en fotografías.
Pero resulta que hoy estamos de suerte. Me acerco a una guía de un grupo de turistas que se dirigen a la entrada y le pregunto que podría hacer para conseguir unas entradas y resulta que ella misma tiene dos que le sobran para la visita que comienza en quince minutos. ¿Precio? El mismo que en la taquilla y nos ahorramos el suplemento por reservar por teléfono.
No se puede expresar por escrito la sensación que produce la visión de La Ultima Cena de Leonardo. Hay que ir a verlo.
En los minutos de espera aprovechamos para ver rápidamente la Iglesia de Santa Maria delle Grazie construida en la segunda mitad del S.XV. y como la mayor parte de los edificios religiosos de esa época han sido reiteradamente reformados.

Santa María delle Grazie

Refectorio (Cenáculo Vinciano)

Ya hemos superado el mediodía y esto se está acabando. Prácticamente nos queda esta tarde para dar el último repaso por los alrededores de la Plaza del Duomo y hacer la pertinentes compras de recuerdos y regalos.
Después de comer nos movemos hacia la Piazza della Scala, donde se encuentra el Teatro alla Scala, el más grande templo de la lírica italiana y mundial en el que visitamos la sala principal y un Museo que prácticamente está dedicado en su totalidad a la gran diva María Callas.

Piazza y Teatro de la Scala

Iglesia de S. Babila; Escaparate de "mirar y no comprar"

Pasamos el resto de la tarde paseando por la Plaza Mercanti, prueba silenciosa y recogida del Milán medieval, por las Vía Manzini y Montenapoleone donde sólo podemos “mirar y no comprar” y así hasta que consideramos finalizada nuestra visita a Milán, Capital de la Provincia de Milán y de la Región de Lombardía.

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